La oración del hermano
La oración del hermano
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Padre mío, vengo como tu hijo para estar a tus pies. Quiero gozar de estos minutos. A veces no hace falta decirte mucho para saber que Tú me amas y para recibir tu gracia y tu misericordia. Quiero cumplir tu voluntad en cada momento de mi vida, por eso te pido que me hables y me indiques qué es lo que quieres de mí y cuál el camino que me estás marcando. Muchas veces el ruido de mi corazón me impide escuchar y es por eso que vengo aquí, para escuchar tu voz sin ruidos.
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando ustedes hagan oración, no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes pues, oren así:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas".
Palabra del Señor.
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, voy a dar de comer a un pobre y estaré con él un rato pensando en que yo puedo llevar cariño a aquellas personas que Jesús me pone por el camino.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Padre mío, vengo como tu hijo para estar a tus pies. Quiero gozar de estos minutos. A veces no hace falta decirte mucho para saber que Tú me amas y para recibir tu gracia y tu misericordia. Quiero cumplir tu voluntad en cada momento de mi vida, por eso te pido que me hables y me indiques qué es lo que quieres de mí y cuál el camino que me estás marcando. Muchas veces el ruido de mi corazón me impide escuchar y es por eso que vengo aquí, para escuchar tu voz sin ruidos.
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando ustedes hagan oración, no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes pues, oren así:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas".
Palabra del Señor.
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, voy a dar de comer a un pobre y estaré con él un rato pensando en que yo puedo llevar cariño a aquellas personas que Jesús me pone por el camino.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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