Para cambiar el corazón de una persona, primero hay que abrazarla



Para cambiar el corazón de una persona, primero hay que abrazarla

Audiencia general: mensaje de la catequesis del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro

Detrás de muchas reacciones de odio y violencia se esconde un gran vacío interior, el de un corazón que no ha sido amado verdaderamente

En este día caluroso de primavera, el papa Francisco realizó hoy miércoles una nueva audiencia en la plaza de San Pedro, en donde le esperaban miles de fieles y peregrinos que le recibieron con el entusiasmo característico de estos encuentros. El Santo Padre entró en Jeep saludando, en particular a los niños y enfermos.

En su catequesis en español prosiguió con el tema de la esperanza cristiana, y en su resumen hecho en español señaló que esta se “funda en que somos hijos amados de Dios”.

El Santo Padre indicó que “nadie puede vivir sin amor. En cierto modo, detrás de muchas reacciones de odio y violencia se esconde un gran vacío interior, el de un corazón que no ha sido amado verdaderamente. Lo único que puede hacer feliz a una persona es la experiencia de amar y de ser amado”.

“El primer paso que da Dios hacia nosotros es su amor anticipado e incondicionado. Dios nos ama antes de que nosotros hayamos hecho algo para merecerlo. Él es amor, y el amor tiende por naturaleza a difundirse, a donarse”.

Precisó que es “como una madre, que no deja nunca de amar a su hijo, aunque haya cometido un error y deba cumplir con la justicia, así Dios nunca deja de amarnos, porque somos sus hijos queridos”.

“El amor llama al amor. Para cambiar el corazón de una persona, en primer lugar hay que abrazarla, que sienta que es importante para nosotros y que es querida. Así comenzará a despuntar también en ella el don de la esperanza”.

El sucesor de Pedro saludó “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina”. Y les exhortó: “Pidamos a la Virgen María que nos dejemos guiar siempre por el amor de su Hijo. Que sepamos transmitir a los demás ese amor de Dios, para que se encienda en todos una esperanza nueva. Que el Señor los bendiga”.

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